Información de la Enfermedad de Crohn

La Enfermedad de Crohn (EC) es una afección inflamatoria crónica del tracto gastrointestinal resultado de una activación persistente e inapropiada del sistema inmunológico intestinal, cuyo mecanismo exacto aún se desconoce. La prevalencia de la EC es muy variable de acuerdo a la región geográfica. América del Sur se encuentra dentro de las áreas de baja prevalencia, si bien su incidencia está en aumento. Puede observarse en ambos sexos y a cualquier edad, si bien predomina en el adulto joven. Afecta cualquier sector del tracto gastrointestinal desde la boca al ano y evoluciona en empujes y remisiones. Característicamente existe afectación perianal en un 30% de los casos.
 
Su diagnóstico se realiza en base a la clínica y a los hallazgos radiológicos, endoscópicos, anatomopatológicos y evolutivos.
 
Los síntomas dependen de la localización y la severidad de la inflamación, que puede generar disminución de la luz intestinal o fístulas (abdominales y/o perianales). Estos  incluyen diarrea (con o sin sangre), dolor abdominal, fiebre y adelgazamiento. Puede presentar también manifestaciones extraintestinales articulares, dermatológicas, oculares, hepáticas y alteraciones en la coagulación. En los niños también puede afectar su crecimiento y desarrollo.
 
Se ha observado un riesgo incrementado de cáncer de intestino delgado y colon en relación con la mayor duración de la enfermedad.
 
El paciente con EC debe ser tratado en forma multidisciplinaria por un equipo que incluya Gastroenterólogo, Cirujano, Nutricionista, Psicólogo y/u otras especialidades que sean necesarias. La EC es una enfermedad crónica siendo el objetivo de su tratamiento el control y la reducción de sus síntomas, mejorar la calidad de vida del paciente y minimizar las complicaciones a corto y largo plazo.
 
Casi todos los pacientes requerirán al menos una cirugía a lo largo de su vida, indicada en aquellos pacientes que no responden al tratamiento médico, con enfermedad limitada en extensión o ante la presencia de complicaciones (estenosis, fístulas, abscesos y cáncer). A pesar del tratamiento, la tasa de recurrencia de la enfermedad es alta, lo cual determina un gran impacto en la calidad de vida de estos pacientes, generalmente jóvenes. Según la severidad y la zona afectada, el tratamiento farmacológico convencional incluye el uso de mesalazina, corticoides, antibióticos e inmunosupresores. Un 30% aproximadamente de los pacientes no responden a estos fármacos o desarrollan efectos adversos. Es en estos pacientes donde es particularmente útil el uso de los agentes biológicos tales como infliximab y adalimumab.
 

Por mayor información sobre este tratamiento consulte a su médico tratante.