Las enfermedades cerebrovasculares constituyen un problema de salud muy prevalente en el mundo. Según cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP), en Uruguay la principal causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares en su conjunto. La enfermedad isquémica del corazón y las enfermedades cerebrovasculares son las causas más frecuentes de muerte dentro del gran grupo de enfermedades cardiovasculares. El Ataque Cerebrovascular (ACV), por su parte, ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Las células cerebrales comienzan a morir en minutos.
Son dos las principales causas de accidente cerebrovascular: una arteria bloqueada (accidente cerebrovascular isquémico) o filtración o ruptura de un vaso sanguíneo (accidente cerebrovascular hemorrágico). Algunas personas pueden tener solo una interrupción temporal del flujo sanguíneo al cerebro, conocida como un ataque isquémico transitorio (AIT), que no causa síntomas duraderos. Aproximadamente 80-85% de los ACV son isquémicos (infarto cerebral) y 15-20% son hemorrágicos (hematoma intraparenquimatoso y hemorragia subaracnoidea). El riesgo estimado de sufrir un infarto cerebral en mayores de 50 años es de uno cada 6 hombres y 1 cada 5 mujeres.
Existen dos estrategias complementarias que disminuyen la morbimortalidad en la fase aguda del infarto cerebral con nivel de evidencia IA: las Unidades de ACV y las terapias de reperfusión aguda por medio de trombólisis sistémica y el tratamiento endovascular.
Las terapéuticas de reperfusión aguda tienen por objetivo la restauración del flujo sanguíneo de la arteria ocluida dentro de un tiempo útil para lograr la reperfusión de tejido viable (área de penumbra isquémica), limitando el volumen de tejido dañado, y las técnicas de reperfusión aguda se aplican en forma protocolizada, con estrictos criterios de selección (inclusión y exclusión), son tiempo dependientes y potencialmente complementarias. Su beneficio decrece con el tiempo que transcurre desde el comienzo de los síntomas hasta el inicio de estas, incluso dentro de la ventana terapéutica (tiempo es cerebro).
Dentro de las terapias endovasculares encontramos la Trombectomía Mecánica para el ACV Isquémico Hiperagudo, la cual permite la extracción de trombo mediante un dispositivo mecánico ofreciendo una oportunidad de mejoría en la funcionalidad de los pacientes.