Gracias a los avances en las técnicas diagnósticas prenatales, se han desarrollo métodos que permiten realizar intervenciones quirúrgicas en el feto. Esto ha posibilitado el tratamiento de malformaciones fetales con el beneficio de darle la posibilidad de continuar su desarrollo intrauterino sin presentar riesgos. Para ello, una de estas técnicas es la cirugía fetal, la cual busca mejorar significativamente el pronóstico del feto y el recién nacido e incidiendo notoriamente en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes y sus familias. Por esa razón, este es un procedimiento que se realiza cuando se ha detectado un defecto congénito específico. Es decir, se interviene al feto en el útero, para ayudar a mejorar el resultado a largo plazo.
Debido a que estos defectos a menudo empeoran a medida que el feto se desarrolla, la cirugía fetal (realizada por un equipo de expertos) se centra en el tratamiento y la mejora de las condiciones antes del nacimiento. La cirugía fetal requiere una combinación de conocimientos y destrezas técnicas, por lo que debe ser realizada por grupos especializados. Es recomendable un sistema de referencia y contratransferencia entre el Centro de Cirugía Fetal y el prestador de las pacientes. El procedimiento debe realizarse con plena información y consentimiento de los progenitores. Se les debe comunicar las opciones terapéuticas, los beneficios y riesgos de la intervención fetal. Asimismo, es importante que durante todo el proceso el equipo de CF mantenga una comunicación continua con el prestador de salud, informándoles sobre la resolución y los pasos a seguir, apoyándolos en el seguimiento del embarazo hasta su finalización, y planificando el nacimiento en conjunto.