La hipoglucemia que, en general, es la reacción adversa más frecuente de la terapia insulínica, puede presentarse cuando la dosis de insulina es demasiado elevada con relación al requerimiento de insulina. Al igual que con cualquier tratamiento insulínico, puede presentarse lipodistrofia (se define como cambios anormales en la distribución de la grasa corporal) en el sitio de la inyección y retardarse la absorción local de la insulina.
Reacciones en el sitio de la inyección en 3 a 4% de los pacientes (como con cualquier terapia con insulina): enrojecimiento, dolor, prurito, urticaria, hinchazón e inflamación. La mayoría de las reacciones leves a las insulinas que se presentan en el sitio de inyección suelen resolverse en unos cuantos días a semanas. Las reacciones alérgicas generalizadas son raras (angioedema, broncoespasmo, hipotensión y shock).
En raros casos, la insulina puede causar retención de sodio y edema, particularmente cuando un mal control metabólico mejora mediante la intensificación de la terapia insulínica.